En la vida existen etapas que representan mayores retos que otras, aunque siempre se trata de eso, de asumir cada nuevo desafío y experimentar, sentir y básicamente, vivir cada momento, lo cierto es que a determinadas edades podemos no estar listos aún para asumir o entender lo que nos pasa.
Es la adolescencia quizás, una de esas etapas fundamentales en el desarrollo de una persona, un momento de cambio en el que la intensidad forma parte de cada una de las acciones que se emprenden, y de cada uno de los sentimientos que nacen. Pensar en el Yoga en la adolescencia puede representar un camino de expresión para un joven que está atravesando por cambios constantes, la disciplina podría constituirse como una excelente herramienta de vida para los adolescentes.
El Yoga es una disciplina milenaria que apuesta a abordar al individuo por completo, de hecho, el objetivo primordial de la técnica yoguica implica integración, precisamente, integrar al practicante como un todo, desde una perspectiva física, mental, emocional y espiritual.
Por otra parte, el Yoga es capaz de potenciar muchas de las capacidades que están dormidas o que en realidad, no se están explotando en su máxima capacidad, algunas funciones que reciben un fuerte estímulo gracias a la práctica de la disciplina, pueden ser aquellas que apelan al uso de la imaginación, creatividad, memoria, atención, resistencia, entre otras.
Muchos maestros yoguis han coincidido en que resulta sumamente provechoso iniciarse en el mundo del Yoga en la etapa de la adolescencia, esto se debe principalmente, a los numerosos cambios por los que está atravesando el cuerpo, modificándose, entre otras cosas, el estado físico de la persona, sumado a que el adolescente denota una mente inquieta, que aún no ha decidido lo que realmente quiere y desea, lo que muchas veces puede resultar negativo para los jóvenes que reciben influencias nocivas y se dejan dominar por ellas.
El Yoga en la adolescencia apuesta a dotar de equilibrio al individuo que decida practicar esta disciplina, se trata de un equilibrio físico, mental y emocional, que puede potenciar las características más positivas de esa persona y que también, posibilita alejar las influencias negativas y los malos pensamientos.
Uno de los estados más comunes en un adolescente es el de la inseguridad, las dudas los dominan y es muchas veces, de esta forma, como cometen excesos o errores que los llevan incluso a poner en riesgo su propia salud. Podríamos mencionar como trastornos comunes de la edad, el abuso de sustancias tóxicas, los trastornos alimenticios o conductas severamente dañinas como el bullying. El Yoga permite trabajar la inseguridad del joven dotándolo de una mejora en su autoestima, haciéndolo más seguro de si mismo, de sus capacidades, y también, enseñándole a percibir sus propias limitaciones.
Cuando hablamos del Yoga en la adolescencia, nos estamos refiriendo a la práctica de esta milenaria disciplina en la etapa de la juventud, ¿qué es lo que implica esta práctica? En principio, se apostará a una fase de calentamiento, donde se trabajará con el cuerpo, preparándolo para lo que vendrá. Luego será momento de apelar a las diferentes asanas o posturas, las cuales apuestan a mejorar el equilibrio y la resistencia del adolescente, esta es una fase que aboga por el dinamismo e incluso la diversión, porque el yogui a cargo de la clase tendrá un reto por delante: hacer de esa práctica un momento lúdico y al mismo tiempo, relajante y útil en todos los sentidos. Generalmente, la clase de Yoga para jóvenes finaliza con algún ejercicio de relajación.
Es importante decir que el trabajo de meditación y del control de la respiración se irá realizando, pero de manera paulatina, esto quiere decir, muy de a poco, introduciendo algunos conceptos para que el adolescente entienda de qué se trata, sin abrumarlo con demasiada información.
Practicar Yoga con regularidad en la etapa de la adolescencia, puede brindarle numerosos beneficios a una persona, pero fundamentalmente, prepararlo para las etapas venideras, apostando a la integración en cuerpo, mente y espíritu.