Hay actividades físicas que en Yoga cobran una dimensión impensada, la respiración es una de ellas. En el universo yoguico, existe la concepción del acto de respirar y hacer que ingrese aire al cuerpo, como el acto de llenar de energía vital al organismo en su totalidad. La energía vital recibe el nombre prana y está presente en todas y cada una de las corrientes yoguicas que se conocen en la actualidad, sumado a su relevancia en actividades como la meditación.
En realidad, la respiración es un factor crucial en la meditación, lo que obedece a diversos motivos, pero fundamentalmente, a las consecuencias físicas y mentales que ofrece una adecuada respiración en términos yoguicos.
Cuando el aire circula por todo el cuerpo, este se oxigena en su totalidad, lo que ocasiona que se lleve más oxígeno a la sangre y de esta forma se llegue al cerebro, pudiendo así comenzar a controlar el prana, la energía vital.
El control de la respiración o prana, en Yoga es llamado pranayama, esta es una verdadera ciencia que ayuda a alcanzar la revitalización del cuerpo, aumentando la capacidad de los pulmones, oxigenando, como decíamos antes, el torrente sanguíneo. Otra de las virtudes que se le atribuyen a pranayama, es su habilidad para favorecer la concentración, serenidad y con ello, el equilibrio físico, mental y emocional del individuo.
Las prácticas respiratorias en Yoga producen la purificación de los nadis, los cuales no son más que canales sutiles del cuerpo a través de los cuales fluye el aire o prana. Al iniciar con el control de la respiración, el practicante tendrá la sensación física de experimentar calor real, y esto es parte del proceso natural de purificación de los nadis. Gracias a ello, el individuo podrá experimentar una mayor serenidad mental y un estado general mucho más saludable.
En la práctica del Yoga, se torna de vital importancia mantener la atención en el flujo respiratorio, al realizar cada asana. Acerca del proceso respiratorio, se suele indicar que en el acto de inhalar ingresa oxígeno al cuerpo, mientras que al exhalar se expulsa el dióxido de carbono y el porcentaje de oxígeno que no ha sido utilizado. Colocando el enfoque en la energía vital, encontramos que cuando se inhala ingresa prana al organismo, mientras que cuando se exhala esta se distribuye, con lo cual, podemos ver que la energía vital toma caminos paralelos a los de la respiración y es su correcto control, lo que puede resultar sumamente favorable para el hombre.
Recomendaciones:
-Al iniciar con las asanas en Yoga, es necesario distribuir la atención en el ritmo respiratorio y las posturas adecuadas. Por ello, es necesario aprender a identificar el ritmo de la respiración, puesto que este será el indicador que demostrará cuándo una postura está siendo forzada y por tanto, podría causar lesión.
-El proceso de respirar se realiza siempre por la nariz, porque es de esta forma como se podrá filtrar el aire que ingresa, gracias a la vellosidad encontrada en las narinas, pudiendo adaptar la temperatura del aire ingresante a la temperatura que el cuerpo posee.
-El acto de inhalación sólo puede ser realizado a través de la nariz, porque de esta forma, se podrá absorber el máximo caudal de energía vital, prana, que luego será distribuida por los canales energéticos, llegando al sistema nervioso central.
El adecuado control de la respiración produce armonía, equilibrio, vitalidad y todo esto contribuye a lograr un organismo saludable, que es, en gran medida, uno de los objetivos básicos que pondera el Yoga, de ahí la perfecta unión entre el acto involuntario y automático de respirar y la disciplina yoguica.